jueves, 13 de julio de 2017

Punto de Teocelo - Espacio 13 - Mis Putas Alegres

Espacio 13

¡¡ Mis Putas alegres…!!



*Parafraseando a un grande de la literatura, sin comparación, naturalmente…Gabo.

*Entrevista o charla con mis amigas del tacón dorado…como los genéricos…

*”En ese momento de la entrega soy una reina, una doncella…olvido el hogar”.

 "Trata a todas las reinas como putas y a todas las putas como reinas": Quinn, Anthony.

Alfonso Mora Chama.

Sin adjetivos para calificarlas, sin ofensa y sin malicia, menos morbosidad, lo saben. Son mis amigas del parque de Coatepec y de alrededor de la iglesia de San Jerónimo,  y de otros que lo niegan e intentan esconderse cuando las encuentran. Porque van con la esposa, ¡ Zacatones ¡, bromean las “niñas” de la calle.


Ellas, mis amigas, las señoras del tacón dorado – las nuestras apenas unos zapatos de plástico o zapatos baratos y gastados – saben de la avaricia del viejo y su deseo de buscarlas para la cama, como de la vanidad de la mujer y que en su condición de vender caricias  la consiguen a medias, como dijera Elisa, llamémosla así, respetando su voluntad.

-Somos mujeres, no deben sorprenderse los hombres cuando nos usan porque sabemos que los espejos se utilizan para vernos el rostro, pálido, risueño, amargo, pero también en nuestros rezos y oraciones tenemos el otro espejo para vemos el alma…Dios nos consuela y nos perdona. Comenta Eufrosina, de una comunidad cercana a Coatepec.

-A veces no entiendo cuando se expresan con groserías al decir a cualquier sujeto, enemigo  o político...¡ hijos de puta ¡…no es así. Ni mis hijos lo merecen, somos trabajadoras del sexo como las hay en la cocina y se llaman cocineras, recamareras, secretarias, jefas, mujeres policías…no merecemos que nos señalen como putas y sí lo somos, no me da vergüenza, pero todo lo malo o lo perverso, se le llama hijo de puta…Gaby, la más letrada dicen ellas, las amigas de mirada alegre para atraer al cliente…llega uno, de la tercera edad, esperamos saber cómo le llega a la chava:

-Te traje estos huevitos, fresquecitos, los acaba de poner la gallina allá en mi rancho, mira todavía traen pegadas las plumitas. Este es cedrón para que te prepares el tecito, es bueno para las dolencias si las tienes mi niña...

-El anciano es amoroso, tierno y dulce  la contempla como a una doncella.

-Bajita la voz le dije eso y me aseguró el amigo:

-Claro que es una doncella, es una reina, es mi angelito…expresa Bulmaro emocionadamente mientras le admira las blancas piernas de quien lo acompañará por una hora en el “Chinchero”…

-Son hermosas, dije…toda mujer es hermosa por el hecho de serlo.

-Pasa en ese momento Pancho Maracas, mi paisano, chofer jubilado muchos años explotado por el dueño de un autobús  Netzahualcoyotl…saluda picarescamente sin quitar la mirada en los voluminosos senos de Patricia…¿ Qué haces mi chino?. Así como preguntó se alejó inmediatamente.

-Las amigas, son prostitutas que se mezclan con la gente que acude a la misa, al mercado, al parque o al café del centro de la ciudad de Coatepec; cotidianamente saludamos a las amigas, del ciudadano también que las hace suyas literalmente hablando.

Señoras de todos los tamaños y peso, “señoras celulitis”, chaparreras propias, colosales nalgas que al cliente lo enloquece y en la acción lo enfurecen hasta la soflama en los labios más íntimos de la doncella cuarentona…amigas que con enormes traseros soportan el frio del cemento de la banca callejera, frente a la “casa de azulejos”, otras en el parque primera sección frente a la Finca de Andrade…

Damas que a cada momento dejan caer su cuerpo entre los resortes oxidados de la cama, ocultos apenas en un viejo trapo descolorido que una vez fue colchón…en ese “Chinchero”, testigo de infidelidades, de placer, de pasión, de angustia y quizás de llanto, de lujuria…y de asco.

-“Cerramos los ojos, comenta Patricia, lo que venga, sostiene…lo hacen para imaginar que no es el anciano decrépito el que acaricia y besa sus pezones, los que se escurren por encima  y a los lados de ella…la babeante boca del cliente no tan ocasional los persigue hasta atraparlos para jugarlos entre sus escasos dientes…

Soportamos la caricia, añade Elisa, pero en mi caso, mi mente viaja hasta imaginarme la escasa despensa que llevaré al menos a mi hogar, mientras mueve con dificultades lo que fue un esbelto cuerpo, sin abrir los ojos…sería terrible, agrega la “muchacha” Elisa.

-Las amigas de la vida fácil, no son las que describe Gabriel García Márquez en “Memorias de mis putas tristes” y en Coatepec no está Delgadina, su doncella…narración de Gabo de un longevo periodista – ¿ acaso él ? – que en su cumpleaños número 90 se propone celebrarlo con una niña de 14 años, virgen desde luego, a su antojo, acudiendo a su amiga Rosa Cabarcas, dueña del putero que se la consigue para sedarla y el colega periodista se dedica a contemplarla, tratándola durante doce meses narrándole sus gustos como reportero, el amor a la música romántica, de sus triunfos y fracasos, como la canción Urge de Martín Urrieta…le habla de sus libros preferidos y su gusto por las chavas del taloneo, de sus fracasos con sus parejas, una por más de 17 años. A Delgadina la halaga como todo periodista enamorado y colmilludo hasta enfrentar lo inevitable…se enamora de ella.

Peculiar amor de un viejo que a su edad el vigor se le agota, pero con la emoción en el corazón, la hace suya finalmente después de tanto admirarla y se da cuenta que el amor no pasa como creemos solo en el coito, se presenta también en la caricia, en la contemplación y en el  silencio…

Las putas y amigas nuestras, las de Coatepec, son diferentes. No se atreven a amar, es peligroso de acuerdo a su opinión. Porque “también nos vamos a la cama con jovencitos y señores de 30 o 36 años, no solamente con viejos de 70…”,dice seriamente Paty. Tenemos corazón y sangre en las venas, no atole, podemos amar, sabemos entregarnos no sólo por dinero.

Lo interesante, comentan, que tenemos nuestro reino, “todas las mañanas somos reinas, somos princesas, doncellas, por eso nos buscan y somos en cierto modo, felices. Sus hogares quedan atrás por un momento de caricias a la venta;  tres de las cuatro, madres solteras, Elisa tiene marido que sabe de sus “chingaderas”, así lo califica. Se queda allá en la comunidad, ayuda con la limpieza de la casa, con los tres hijos, dos nueras y cinco perros.

Su pálido rostro se convierte en tristeza viva…el retrato de la boda sigue adornando la casa, “no creas, a veces se apodera el remordimiento y pienso en corregirme pero cuando despierto y veo que falta la leche y la comida, me arreglo para salir a trabajar aquí esperando al cliente…”se impone la necesidad”.

-¿Nececidad de qué?, dije…¿de coger?.
-Puede ser, explica Elisa…”porque ya ni eso con el marido, puede ser porque se perdió ya la confianza, el amor, y nada de coger con mi marido…puede ser, sí. O me tiene asco…lo comprendo.

-Ya no te sirve tu marido o por el dinero que ganas…?

-Las dos cosas.

 En estas señoras, sucede de todo. Señores que se atreven a golpearlas porque no aceptan sus caprichos sexuales, su morbosidad y piden su trasero…”cobramos más si así lo desean, pero es doloroso”…se da más el sexo oral.

-Otros “enamorados”, porque los tienen, galanes setentones que llegan a ellas para tratarlas como reinas, soportan sus dedos toscos y callosos que acarician el grasoso cuerpo de la diosa, recorren con la lengua la piel de la dama paciente, pasando por los pezones hasta llegar al lugar inevitable, tropezando la lengua con los puntos de la cesárea, tatuaje imborrable, fuga de las crías y penoso sitio para las prostitutas…pero es el título y grado de señora.

-Curiosamente, nos dicen que llevan cortaúñas…a ciertos clientes les gusta que se le corten las uñas y platicamos. Estos detalles las sacan de sus cavilaciones; en una ocasión Elisa fue de talle fino y recuerda que en su casa de su acomodada familia cuando se dirigía a bañarse, había un camino de toallas, de caros perfumes y la tina…una casa tupida de cuartos y mozos. Sentía el placer morboso a sus 14 años y estar en la tina su cuerpo temblaba. Ahora al narra, su piel se le eriza y sus ojos se opacan ante las lágrimas y la sangre se le agolpa en los oídos…recuerda también la vela con olor a jazmines; “quiero caer en el abismo de la locura del amor…deseo amar nuevamente, sería feliz, no lo haría por dinero…”.

-Algún día amigo…algún día.
  
Remate:
En las putas… dolor mitiga
La putería que así critica…
En una sociedad que castiga
Cuando quizás la practica.

PRIMERA PARTE
…………………………………………………………………

SEGUNDA Y ULTIMA PARTE

Espacio 13

¡¡ Somos genéricas, “g­ûey”…!!



*O sea…somos lo mismo que las de Gato Negro, pero más baratas.

*Zapatillas de charol del cuatro, de la Destroyer, para el baile dominguero.

*Están marcadas en lo íntimo por un dolor constante…remordimiento y llanto.

 "Los amantes célebres de la historia...vivieron siempre separados"

Alfonso Mora Chama


-Segunda y última parte-

   El chicle truena como una cucaracha aplastada con el zapato, pero no deja de masticarlo la desesperada Elisa. Contra su costumbre de mujer discreta y seria ante su negocio, la “putería” como le llama. Siente el zumbido de la sangre en sus arterias, estaba ofuscada de miedo y de terror más. “Te confieso”, dijo al sentarse bruscamente en la silla de su oficina, banca de cemento, húmeda y enseñando la varilla por el paso del tiempo…

Dios es grande, debo poner en paz mi conciencia, me dijo al explotar: “Creo que estoy embarazada”, chingada madre, añade Elisa. Mi marido lo presiente porque me ve cabizbaja y poco veo la tele para acompañarlo en las noches. Antes lo hacía y a mi marido le gustaba. Me siente rara, malhumorada, su círculo infernal se estaba descubriendo.

-Ni pedo, comenta.

-Pinche olfato de mi marido. No soy tan buena para tener secretos. ¿ O acaso fue una infidencia anónima?

-En su marido no conocía los celos, muchos años de paz y armonía conyugal a pesar de su “discreto” trabajo….”camuflaje”, me contaba.

-Son los pesares, los riesgos del trabajo de una vida difícil de una mujer fácil. Ellas, todas las entrevistadas, seis y una agregada, “nacimos cuates con un hermano, él murió y yo viví y mira tengo 70 años y estos senos todavía me sirven”…coinciden: “aceptamos las caricias y la entrega con las cortinas corridas, los ojos cerrados y el tiempo medido”.

-Elisa sufre la pena de sus estrías y de su pobreza al enseñar su intimidad, su sencilla ropa; hunde la cara en la almohada y a veces finge dormir…”preferible y que me haga lo que quiera”, el martirio inicia desde la caminata del parque hacia el “Chinchero”, la calle llena de gente, camina y pasa entre extraños y con la vista de juez de las vendedoras de la calle de Aldama, “nos cuentan cuántos clientes”, comenta Elisa.

-Las galas del día y el olor al champú Vanart, alerta a las curiosas de dicha calle. Me alegra ver la cara de los espantados policías, no se meten con nosotros ni nos piden cama…uno de ellos si me dijo que ese domingo me llevaría al baile…¿Qué te compro?, dijo, “Zapatillas de charol,  del cuatro”, dije.

-Sí de la Destroyer…de Los Tres Hermanos son gachas, se raspan luego; mientras el sudor le estampa un mapa en su blusa de Chedraui. Sigue la charla:

-Mi hija pecosita me pide leche y cereal antes de salir a esta chamba. Es cuando siento la rebelión de mi cuerpo, es cárcel, es tortura….empieza el día y a la vez el morbo, la burla, el juicio de la gente….pero si te aseguro algo: “las putas no morimos de amor”, mientras sacude su flojera, su resfriado, su temor…esquivando las miradas condenatorias que las juzgan y las maltratan.

-Estuve, palabras de Paty, cuatro años trabajando en una dulcería de Revolución en Xalapa, frente al Mercado Jauregui…bonito trabajo, mal pagado pero estaba contenta. Para despedirme inventaron un robo pero fue porque no acepté darle las nalgas al sobrino de la dueña…y en una ocasión que despachaba a una señora, me bajé a surtir el pedido, en la vitrina y llevaba un bikini más pequeño que un pañuelo, el sobrino morboso me dijo el color de mi calzoncito y que lo había calentado…

-No me agradó su mirada, la perversidad y la maldad de este junior. Me corrieron sin darme nada de liquidación, todavía con la amenaza. Llegué a Coatepec, confié en mi novio y me violó en su casa, pero me quería mucho, hasta que me embarazó y fue cuando me abandonó…ya a punto de dar a luz, un mes antes, un chavo se ofreció a ayudarme, lo hizo…vivimos cinco años juntos sin broncas y con amor, pero su mamá sabiendo que el primer hijo no era de su “retoño”, me corrió de su casa, mientras mi novio o pareja estaba trabajando en Catemaco…

-Y mira…aquí estoy a la orden de quien me pague. Conquistando hombres para rato. “estamos marcadas en lo íntimo por un dolor constante, sufriendo y llorando, con remordimientos y una herencia social: nos satanizan y nos marcan como lacras de la sociedad.

-Las que estamos aquí, agrega Paty, somos compañeras, hermanas del dolor y de la carne, del alma, sabemos que no vamos a la cama con hombres apuestos, sólo longevos, decrépitos y animosos pero sin el vigor del adolescente…es preferible porque con los viejitos somos flor, somos hermosas, somos doncellas…aunque algunas son flores que mueren en botón.

-Elisa ríe y me toma del brazo:

-La papada y la lonja, son inseparables en nosotros. Los hombres que usamos no están tatuados…presumen su esqueleto y sus ilusiones, pobrecitos, los queremos, son lindos. Sin embargo, dice Elisa, prefiero esta vida que soportar el lamido del perro o el interrogatorio de la comadre, o las groserías y los insultos del hermano que, en la noche o en la madrugada llega y entra por la puerta de atrás de la cocina…  

-Para despedirnos, de mis putas alegres, siento el olor de Elisa, ropa recién lavada. Paty huele a tortilla quemada, el rostro de ellas cambia de color ante la despedida. Son amables, risueñas y no están en este mundo para ser bien amadas ni como acariciadoras de egos…no son falsas, las más honestas que otras damas enjoyadas que en su hipocresía acuden puntualmente a la misa y salen para criticarlas…”comiendo diablos”.

-Paty en su desmadre concluye: “diles a tus lectores, que somos putas genéricas, es decir, somos lo mismo que las del Gato Negro, pero más baratas. Somos genéricas “gûey”.

-El abrazo a Elisa y la sugerencia:

-“Me invitas al bautizo”.

-El grito al cruzar la calle:

-Chingaos….si tú serás el padrino.
 Remate:

Lamentable vida de mis putas…
Que en su labor cumplen función,
Criticadas conmigo, en mis rutas
De informar y hablar con precisión.



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