Espacio 13
¡¡ Mis Putas alegres…!!
*Parafraseando a un grande de la literatura, sin
comparación, naturalmente…Gabo.
*Entrevista o charla con mis amigas del tacón dorado…como
los genéricos…
*”En ese momento de la entrega soy una reina, una doncella…olvido
el hogar”.
"Trata a todas las reinas como putas y a todas las putas como reinas": Quinn, Anthony.
Alfonso Mora Chama.
Sin adjetivos para calificarlas, sin
ofensa y sin malicia, menos morbosidad, lo saben. Son mis amigas del parque de
Coatepec y de alrededor de la iglesia de San Jerónimo, y de otros
que lo niegan e intentan esconderse cuando las encuentran. Porque van con la
esposa, ¡ Zacatones ¡, bromean las “niñas” de la calle.
Ellas, mis amigas, las señoras del
tacón dorado – las nuestras apenas unos zapatos de plástico o zapatos baratos y
gastados – saben de la avaricia del viejo y su deseo de buscarlas para la cama,
como de la vanidad de la mujer y que en su condición de vender
caricias la consiguen a medias, como dijera Elisa, llamémosla así,
respetando su voluntad.
-Somos mujeres, no deben sorprenderse los hombres cuando
nos usan porque sabemos que los espejos se utilizan para vernos el rostro,
pálido, risueño, amargo, pero también en nuestros rezos y oraciones tenemos el
otro espejo para vemos el alma…Dios nos consuela y nos perdona. Comenta
Eufrosina, de una comunidad cercana a Coatepec.
-A veces no entiendo cuando se expresan con groserías al
decir a cualquier sujeto, enemigo o político...¡ hijos de puta ¡…no
es así. Ni mis hijos lo merecen, somos trabajadoras del sexo como las hay en la
cocina y se llaman cocineras, recamareras, secretarias, jefas, mujeres
policías…no merecemos que nos señalen como putas y sí lo somos, no me da
vergüenza, pero todo lo malo o lo perverso, se le llama hijo de puta…Gaby, la
más letrada dicen ellas, las amigas de mirada alegre para atraer al
cliente…llega uno, de la tercera edad, esperamos saber cómo le llega a la
chava:
-Te traje estos huevitos, fresquecitos, los acaba de
poner la gallina allá en mi rancho, mira todavía traen pegadas las plumitas.
Este es cedrón para que te prepares el tecito, es bueno para las dolencias si
las tienes mi niña...
-El anciano es amoroso, tierno y dulce la
contempla como a una doncella.
-Bajita la voz le dije eso y me aseguró el amigo:
-Claro que es una doncella, es una reina, es mi
angelito…expresa Bulmaro emocionadamente mientras le admira las blancas piernas
de quien lo acompañará por una hora en el “Chinchero”…
-Son hermosas, dije…toda mujer es hermosa por el hecho de
serlo.
-Pasa en ese momento Pancho Maracas, mi paisano, chofer
jubilado muchos años explotado por el dueño de un
autobús Netzahualcoyotl…saluda picarescamente sin quitar la mirada
en los voluminosos senos de Patricia…¿ Qué haces mi chino?. Así como preguntó
se alejó inmediatamente.
-Las amigas, son prostitutas que se mezclan con la gente
que acude a la misa, al mercado, al parque o al café del centro de la ciudad de
Coatepec; cotidianamente saludamos a las amigas, del ciudadano también que las
hace suyas literalmente hablando.
Señoras de todos los tamaños y peso, “señoras celulitis”,
chaparreras propias, colosales nalgas que al cliente lo enloquece y en la
acción lo enfurecen hasta la soflama en los labios más íntimos de la doncella
cuarentona…amigas que con enormes traseros soportan el frio del cemento de la
banca callejera, frente a la “casa de azulejos”, otras en el parque primera
sección frente a la Finca de Andrade…
Damas que a cada momento dejan caer su cuerpo entre los
resortes oxidados de la cama, ocultos apenas en un viejo trapo descolorido que
una vez fue colchón…en ese “Chinchero”, testigo de infidelidades, de placer, de
pasión, de angustia y quizás de llanto, de lujuria…y de asco.
-“Cerramos los ojos, comenta Patricia, lo que venga,
sostiene…lo hacen para imaginar que no es el anciano decrépito el que acaricia
y besa sus pezones, los que se escurren por encima y a los lados de
ella…la babeante boca del cliente no tan ocasional los persigue hasta
atraparlos para jugarlos entre sus escasos dientes…
Soportamos la caricia, añade Elisa, pero en mi caso, mi
mente viaja hasta imaginarme la escasa despensa que llevaré al menos a mi
hogar, mientras mueve con dificultades lo que fue un esbelto cuerpo, sin abrir
los ojos…sería terrible, agrega la “muchacha” Elisa.
-Las amigas de la vida fácil, no son las que describe
Gabriel García Márquez en “Memorias de mis putas tristes” y en Coatepec no está
Delgadina, su doncella…narración de Gabo de un longevo periodista – ¿ acaso él
? – que en su cumpleaños número 90 se propone celebrarlo con una niña de 14
años, virgen desde luego, a su antojo, acudiendo a su amiga Rosa Cabarcas,
dueña del putero que se la consigue para sedarla y el colega periodista se
dedica a contemplarla, tratándola durante doce meses narrándole sus gustos como
reportero, el amor a la música romántica, de sus triunfos y fracasos, como la
canción Urge de Martín Urrieta…le habla de sus libros preferidos y su gusto por
las chavas del taloneo, de sus fracasos con sus parejas, una por más de 17
años. A Delgadina la halaga como todo periodista enamorado y colmilludo hasta
enfrentar lo inevitable…se enamora de ella.
Peculiar amor de un viejo que a su edad
el vigor se le agota, pero con la emoción en el corazón, la hace suya
finalmente después de tanto admirarla y se da cuenta que el amor no pasa como
creemos solo en el coito, se presenta también en la caricia, en la
contemplación y en el silencio…
Las putas y amigas nuestras, las de
Coatepec, son diferentes. No se atreven a amar, es peligroso de acuerdo a su
opinión. Porque “también nos vamos a la cama con jovencitos y señores de 30 o
36 años, no solamente con viejos de 70…”,dice seriamente Paty. Tenemos corazón
y sangre en las venas, no atole, podemos amar, sabemos entregarnos no sólo por
dinero.
Lo interesante, comentan, que
tenemos nuestro reino, “todas las mañanas somos reinas, somos princesas,
doncellas, por eso nos buscan y somos en cierto modo, felices. Sus hogares
quedan atrás por un momento de caricias a la venta; tres de las
cuatro, madres solteras, Elisa tiene marido que sabe de sus “chingaderas”, así
lo califica. Se queda allá en la comunidad, ayuda con la limpieza de la casa,
con los tres hijos, dos nueras y cinco perros.
Su pálido rostro se convierte en
tristeza viva…el retrato de la boda sigue adornando la casa, “no creas, a veces
se apodera el remordimiento y pienso en corregirme pero cuando despierto y veo
que falta la leche y la comida, me arreglo para salir a trabajar aquí esperando
al cliente…”se impone la necesidad”.
-¿Nececidad de qué?, dije…¿de coger?.
-Puede ser, explica Elisa…”porque ya ni eso con el
marido, puede ser porque se perdió ya la confianza, el amor, y nada de coger
con mi marido…puede ser, sí. O me tiene asco…lo comprendo.
-Ya no te sirve tu marido o por el dinero que ganas…?
-Las dos cosas.
En estas señoras, sucede de todo.
Señores que se atreven a golpearlas porque no aceptan sus caprichos sexuales,
su morbosidad y piden su trasero…”cobramos más si así lo desean, pero es
doloroso”…se da más el sexo oral.
-Otros “enamorados”, porque los tienen, galanes
setentones que llegan a ellas para tratarlas como reinas, soportan sus dedos
toscos y callosos que acarician el grasoso cuerpo de la diosa, recorren con la
lengua la piel de la dama paciente, pasando por los pezones hasta llegar al
lugar inevitable, tropezando la lengua con los puntos de la cesárea, tatuaje
imborrable, fuga de las crías y penoso sitio para las prostitutas…pero es el
título y grado de señora.
-Curiosamente, nos dicen que llevan cortaúñas…a ciertos
clientes les gusta que se le corten las uñas y platicamos. Estos detalles las
sacan de sus cavilaciones; en una ocasión Elisa fue de talle fino y recuerda
que en su casa de su acomodada familia cuando se dirigía a bañarse, había un
camino de toallas, de caros perfumes y la tina…una casa tupida de cuartos y
mozos. Sentía el placer morboso a sus 14 años y estar en la tina su cuerpo
temblaba. Ahora al narra, su piel se le eriza y sus ojos se opacan ante las
lágrimas y la sangre se le agolpa en los oídos…recuerda también la vela con
olor a jazmines; “quiero caer en el abismo de la locura del amor…deseo amar
nuevamente, sería feliz, no lo haría por dinero…”.
-Algún día amigo…algún día.
Remate:
En las putas… dolor mitiga
La putería que así critica…
En una sociedad que castiga
Cuando quizás la practica.
PRIMERA PARTE
…………………………………………………………………
SEGUNDA Y ULTIMA PARTE
Espacio 13
¡¡ Somos genéricas, “gûey”…!!
*O sea…somos lo mismo que las de Gato Negro, pero más
baratas.
*Zapatillas de charol del cuatro, de la Destroyer, para el
baile dominguero.
*Están marcadas en lo íntimo por un dolor
constante…remordimiento y llanto.
"Los amantes célebres de la historia...vivieron siempre separados"
Alfonso Mora Chama
-Segunda y última parte-
El chicle truena como una cucaracha
aplastada con el zapato, pero no deja de masticarlo la desesperada Elisa.
Contra su costumbre de mujer discreta y seria ante su negocio, la “putería”
como le llama. Siente el zumbido de la sangre en sus arterias, estaba ofuscada
de miedo y de terror más. “Te confieso”, dijo al sentarse bruscamente en la
silla de su oficina, banca de cemento, húmeda y enseñando la varilla por el
paso del tiempo…
Dios es grande, debo poner en paz mi conciencia, me dijo al
explotar: “Creo que estoy embarazada”, chingada madre, añade Elisa. Mi marido lo
presiente porque me ve cabizbaja y poco veo la tele para acompañarlo en las
noches. Antes lo hacía y a mi marido le gustaba. Me siente rara, malhumorada,
su círculo infernal se estaba descubriendo.
-Ni pedo, comenta.
-Pinche olfato de mi marido. No soy tan buena para tener
secretos. ¿ O acaso fue una infidencia anónima?
-En su marido no conocía los celos, muchos años de paz y
armonía conyugal a pesar de su “discreto” trabajo….”camuflaje”, me contaba.
-Son los pesares, los riesgos del trabajo de una vida
difícil de una mujer fácil. Ellas, todas las entrevistadas, seis y una
agregada, “nacimos cuates con un hermano, él murió y yo viví y mira tengo 70
años y estos senos todavía me sirven”…coinciden: “aceptamos las caricias y la
entrega con las cortinas corridas, los ojos cerrados y el tiempo medido”.
-Elisa sufre la pena de sus estrías y de su pobreza al
enseñar su intimidad, su sencilla ropa; hunde la cara en la almohada y a veces
finge dormir…”preferible y que me haga lo que quiera”, el martirio inicia desde
la caminata del parque hacia el “Chinchero”, la calle llena de gente, camina y
pasa entre extraños y con la vista de juez de las vendedoras de la calle de
Aldama, “nos cuentan cuántos clientes”, comenta Elisa.
-Las galas del día y el olor al champú Vanart, alerta a las
curiosas de dicha calle. Me alegra ver la cara de los espantados policías, no
se meten con nosotros ni nos piden cama…uno de ellos si me dijo que ese domingo
me llevaría al baile…¿Qué te compro?, dijo, “Zapatillas de charol, del
cuatro”, dije.
-Sí de la Destroyer…de Los Tres Hermanos son gachas, se
raspan luego; mientras el sudor le estampa un mapa en su blusa de Chedraui.
Sigue la charla:
-Mi hija pecosita me pide leche y cereal antes de salir a
esta chamba. Es cuando siento la rebelión de mi cuerpo, es cárcel, es
tortura….empieza el día y a la vez el morbo, la burla, el juicio de la
gente….pero si te aseguro algo: “las putas no morimos de amor”, mientras sacude
su flojera, su resfriado, su temor…esquivando las miradas condenatorias que las
juzgan y las maltratan.
-Estuve, palabras de Paty, cuatro años trabajando en una
dulcería de Revolución en Xalapa, frente al Mercado Jauregui…bonito trabajo,
mal pagado pero estaba contenta. Para despedirme inventaron un robo pero fue porque
no acepté darle las nalgas al sobrino de la dueña…y en una ocasión que
despachaba a una señora, me bajé a surtir el pedido, en la vitrina y llevaba un
bikini más pequeño que un pañuelo, el sobrino morboso me dijo el color de mi
calzoncito y que lo había calentado…
-No me agradó su mirada, la perversidad y la maldad de este
junior. Me corrieron sin darme nada de liquidación, todavía con la amenaza.
Llegué a Coatepec, confié en mi novio y me violó en su casa, pero me quería
mucho, hasta que me embarazó y fue cuando me abandonó…ya a punto de dar a luz,
un mes antes, un chavo se ofreció a ayudarme, lo hizo…vivimos cinco años juntos
sin broncas y con amor, pero su mamá sabiendo que el primer hijo no era de su
“retoño”, me corrió de su casa, mientras mi novio o pareja estaba trabajando en
Catemaco…
-Y mira…aquí estoy a la orden de quien me pague.
Conquistando hombres para rato. “estamos marcadas en lo íntimo por un dolor
constante, sufriendo y llorando, con remordimientos y una herencia social: nos
satanizan y nos marcan como lacras de la sociedad.
-Las que estamos aquí, agrega Paty, somos compañeras,
hermanas del dolor y de la carne, del alma, sabemos que no vamos a la cama con
hombres apuestos, sólo longevos, decrépitos y animosos pero sin el vigor del
adolescente…es preferible porque con los viejitos somos flor, somos hermosas,
somos doncellas…aunque algunas son flores que mueren en botón.
-Elisa ríe y me toma del brazo:
-La papada y la lonja, son inseparables en nosotros. Los
hombres que usamos no están tatuados…presumen su esqueleto y sus ilusiones,
pobrecitos, los queremos, son lindos. Sin embargo, dice Elisa, prefiero esta
vida que soportar el lamido del perro o el interrogatorio de la comadre, o las
groserías y los insultos del hermano que, en la noche o en la madrugada llega y
entra por la puerta de atrás de la cocina…
-Para despedirnos, de mis putas alegres, siento el olor de
Elisa, ropa recién lavada. Paty huele a tortilla quemada, el rostro de ellas
cambia de color ante la despedida. Son amables, risueñas y no están en este
mundo para ser bien amadas ni como acariciadoras de egos…no son falsas, las más
honestas que otras damas enjoyadas que en su hipocresía acuden puntualmente a
la misa y salen para criticarlas…”comiendo diablos”.
-Paty en su desmadre concluye: “diles a tus lectores, que
somos putas genéricas, es decir, somos lo mismo que las del Gato Negro, pero
más baratas. Somos genéricas “gûey”.
-El abrazo a Elisa y la sugerencia:
-“Me invitas al bautizo”.
-El grito al cruzar la calle:
-Chingaos….si tú serás el padrino.
Remate:
Lamentable vida de mis putas…
Que en su labor cumplen función,
Criticadas conmigo, en mis rutas
De informar y hablar con precisión.
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