jueves, 17 de septiembre de 2015

Entre Columnas


Los refugiados y el modelo económico.
Martín Quitano Martínez.
 ( …)Con sus predicadores/  sus gases que envenenan
 su escuela de chicago/  sus dueños de la tierra
 con sus trapos de lujo/  y su pobre osamenta
 sus defensas gastadas/  sus gastos de defensa
 con sus gesta invasora/  el norte es el que ordena

(…) pero aquí abajo abajo/  cerca de las raíces
 es donde la memoria/  ningún recuerdo omite
 y hay quienes se desmueren/  y hay quienes se desviven
 y así entre todos logran/  lo que era un imposible
 que todo el mundo sepa/  que el Sur también existe
“El Sur también existe” 
poema de Mario Benedetti

Los conflictos, la pobreza, el miedo, la violencia, son todos elementos que están moviendo a millones de seres humanos fuera de su espacio de vida original. Europa enfrenta ahora la mayor presión de migrantes desde la segunda guerra mundial, sus territorios están siendo presionados por la angustia y la necesidad de miles que se aventuran a salir de los territorios de guerra, de las zonas que han cancelado sus vidas, que han rotos sus futuros.


No son casuales esos efectos de migración, es normal que se aviste Europa como la salida, allí están las zonas de la riqueza, están las ciudades que parecen brindar mejores condiciones de vida y trabajo, las que millones de personas no encuentran en sus países es el norte para donde hay que caminar, arriesgando todo, pues más ya no pueden perder.

La actual crisis de la migración mundial evidencia las diversas causas que forzan a los individuos y a las familias a tomar la decisión de abandonar sus hogares. Causas diversas que no inconexas en un mundo altamente convulsionado por la desigualdad, la pobreza, la falta de empleo y de oportunidades, y el fanatismo religioso como una de sus consecuencias más deplorables.

En un análisis general de las migraciones, es el factor económico el que hace las veces de liga común en el origen de los conflictos sociales, desnudando los incuestionables resultados de la aplicación del modelo económico mundial preponderante, el cual se caracteriza por provocar una alta concentración de la riqueza.

Es consecuencia del modelo el abandono regional convirtiendo en periferia grandes territorios después de expoliar el valor o porque no se obtiene la rentabilidad deseada; modelo donde la vida de las personas carece de valor o importancia. 

Para el intocable modelo económico no hay problema mientras la tasa de ganancia de los dueños del dinero siga a la alza. Hay un abismo infranqueable entre la ambición de unos pocos y las necesidades básicas de la mayor parte de la población mundial y la supervivencia del planeta. Ecuación que se repite en México.

El mundo se acerca al colapso si no se revierten las formas y los fondos. Más allá del dolor que es mucho y es permanente, más allá de la resistencia, el aguante o la indiferencia, queda claro que caminamos hacia la catástrofe. El ejercicio de este modelo económico sin contención, sin control del Estado, ha propiciado el aumento en la cancelación de oportunidades de millones, el deterioro ambiental y el uso de la fuerza como mecanismo de represión al disidente.

Las visiones autoritarias, fascistas, racistas y discriminatorias ganan adeptos. Los conservadores ajustan sus cinturones sabedores de que en el caos se pide contención y están dispuestos a todo, no son casuales los respaldos al impresentable Trump en E. U., o el incremento de nacionalismos radicales en Europa; los caldos de las represiones están calientes, la intolerancia gana espacios y se hace más fuerte.

En América Latina no hay conflicto bélico pero también millones migran por la pobreza y por la violencia del crimen alimentado por la pobreza. Como en Europa el norte es el referente, pues es el sueño americano el objetivo. Excluidos del paradigma del desarrollo por la falta de oportunidades, deciden abandonar su lugar de vida, con expectativas seguramente muy superiores a la realidad que los espera, o acaso con la única esperanza de cambiar de infierno.

En nuestro país la aplicación del modelo económico dominante ha mostrado su crudeza: millones también han sido expulsados, su aplicación en los últimos treinta años ha sido a costa de desmontar las conquistas sociales, desdeñando lo colectivo con la construcción de una justificación social de lo individual, frente a un Estado que reduce sus históricas responsabilidades sociales y da paso a mayores controles corporativos y fácticos de los grupos privados, para favorecer ganancias personales. Para ello van en prenda los ajustes en políticas públicas de corte social, legalizando vendimias de los espacios y conquistas públicas.

No se alcanzan a ver las facilidades y oportunidades que brindarían las reformas del discurso oficial peñista. Sus beneficios son cuestionados incluso por los monstruos construidos en años de malos gobiernos, contubernios e ineficiencias, incluido el actual, pues en el gana gana de los dineros hasta ellos salen raspados. 

Más en duda son puestos por las lacerantes condiciones de millones de mexicanos que no encuentran refugios ni opciones en la aplicación de un modelo económico y de país que simplemente ni los ve, ni los oye.

Las tragedias del mundo de hoy no vienen solas y eso deberían saberlo los poderosos.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

La alerta de género para Veracruz, una exigencia de la realidad existente.

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