viernes, 16 de octubre de 2015

Entre Columnas





Veracruz, es el debate.
Martín Quitano Martínez.

No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared.
Sri Pandit Jawaharlal Nehru (1889-1964) Político indio


Los problemas en el priismo veracruzano parecen no tener salida. Contra lo que pudiera pensarse que, derivado de las escaramuzas del conflicto interno que enmarca la sucesión, cabrían acciones de sentido común, la nota del relevo de la dirigencia estatal contiene lecturas que no precisamente ayudan a pensar en acuerdos para resolver las diferencias.


Las dudas que manifiestan tener los dos senadores priistas de la entidad ante el designado nuevo jefe del priísmo veracruzano, sabido referente personal del grupo en el gobierno, parecen  correr en el carril de profundizar el conflicto, publicitando su desagrado y cuestionando los fines de una decisión de esta índole. Los cálculos de quienes están tomando las decisiones del relevo por venir parecen no ser compartidos por  una parte influyente de la familia priista veracruzana.

Los vientos enmarañados de la otrora disciplinada clase priista demuestra que hay hartazgos por muchas partes y que las condiciones para plantear una típica sucesión de estado puede estar más lejos de lo que se pensara, ya que en otros carriles distintos al rojo juegan y se preparan otros actores dispuestos a romper la continuidad de más de 80 años de visiones monocolores en nuestro estado.

La crisis por la que sin duda atraviesa Veracruz, permite construir y acentúa la obligada alteración de las pesadillas de siempre; los escalofriantes datos de  inseguridad, datos sobre economía y finanzas en situación de mayor dificultad,  con una población de más de 4 millones de pobres con muy pocas oportunidades  de mejorar, con infraestructuras y condiciones de inversión complicadas para cualquiera y que decir de nuestro imparable deterioro ambiental, elementos todos que presagian  escenarios mucho más complicados para una clase política priista que se mira el ombligo en sus peleas domésticas y no en una discusión seria sobre el enrarecido ambiente exterior.

La sociedad veracruzana, diversa y plural busca desde ahora su trinchera para la contienda política que ya llegó, algunas manifestaciones estarán en la exposición del hartazgo o en la descalificación de todo y de todos, otras más incrédulas optarán por mensajes de indiferencia y preocupante lejanía, otras más avalarán, por conciencia o conveniencia, los mismos rumbos y estoy seguro que habrá voces que se plantarán ante la tragedia, que reivindicarán la legítima aspiración de proponer cosas alternativas, Veracruz es el debate: como cambiar y hacia donde  queremos ese cambio.
Los pendientes democráticos son tantos y tan profundos que merecen atención inmediata: Sin duda se conformarán también los grupos que propondrán, que darán batallas por las ideas, señalando caminos que se sobrepongan a la indiferencia o a las discusiones banales o facciosas; las reglas no escritas de una democracia de la simulación como la nuestra, tienen que pasar a la historia, la desconfianza es mucha y profunda, lo político y lo público merecen nuestros mayores reclamos pero también nuestro mayor compromiso para hacer que sirvan a transformar nuestras circunstancias, no es fácil pero bien vale hacer los esfuerzos que se requieran.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Sin transparencia y rendición de cuentas no hay ejercicio de gobierno o carga impositiva que puedan ser creíbles.

   

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