Entre Columnas
Empresas Fantasmas.
Martín Quitano Martínez
Necesitamos una nación donde la corrupción no sea una
forma consentida de gobernar.
Javier
Diez Canseco.
La
información que brinda el Titular del Sistema Administración Tributaria (SAT),
Aristóteles Nuñez, al medio Animal Político es contundente; de la investigación
que se realiza a las empresas mencionadas como fantasmas por ese medio de
comunicación resulta que efectivamente 25 no existen, lo que hace presumir que
sus operaciones son falsas.
Datos
concluyentes que respaldan la investigación realizada por ese medio, lo que desmorona
la defensa que entre temblorosa y altanera quisieron hacer los funcionarios
veracruzanos de la Secretaría de Finanzas y la Contraloría General en
entrevista televisada con el periodista Ciro Gómez Leyva.
El
argumento de que se trataba de un montaje de descalificaciones producto de la
competencia electoral y que por tanto eran mentiras, queda en entredicho ante
los resultados de la investigación iniciada por el SAT al conocer el reportaje
del medio informativo, dando seguimiento administrativo y jurídico de índole
fiscal a las irregularidades y delitos en que hayan incurrido las personas
físicas y morales firmantes de los actos y empresas fantasmas.
Este
es solo un botón que muestra la trágica realidad de corrupción, simulación e
impunidad en que hemos tenido que vivir los veracruzanos, soportando las
bravatas y los gritos destemplados del ejecutivo, ahora enfrentado a la
denostación pública, protegido por el gabinete de funcionarios que ante los
hechos aparecen como cómplices de un saqueo de recursos públicos sin
precedentes, de la profundización del deterioro institucional y peor aún, de la
cancelación de oportunidades para millones de veracruzanos.
El
reconocimiento público nacional de esos grandes pesares veracruzanos debiera
avergonzar a la clase política en el poder y principalmente a quien encabeza
este gobierno, que viven en una burbuja de cinismo y soberbia, en una realidad
distinta de la que viven la mayoría de los habitantes del estado, apoyándose
tal vez en la confianza de ser un leal y destacado soldado de un sistema que le
brindará protección y salvarlo, lo que pareciera, por elemental cordura del
propio sistema, como imposible de cumplirle.
Bien
dice Edgardo Buscaglia que para enfrentar las condiciones de oprobiosa
corrupción e impunidad “…el sistema
político debe purgarse con programas anticorrupción que deriven en detenciones,
porque no habrá un estado fuerte hasta que no se sentencie a políticos y
empresarios por corrupción o conflicto de interés…” Veracruz se encuentra
justo en ese momento histórico, donde se pueden concretar tales afirmaciones e
iniciar una nueva etapa.
Los
agravios que suman doce años de arbitrariedades no pueden ser pasados de largo,
la aplicación de las sanciones que correspondan deben aplicarse como la
consecuencia de las trapacerías realizadas, de los daños causados, de las
esperanzas anuladas; llevar a todos los involucrados en tales hechos para ser
juzgados no puede ser visto como acto de venganza sino como ejercicio
obligatorio de apego a la legalidad y de aplicación de procedimientos que,
existiendo, no pueden ni deben soslayarse.
En
resumen, los datos que ahora ofrece el SAT, son elementos que viniendo de otra
autoridad refuerzan y justifican las presunciones y creencias de la sociedad
veracruzana ante los resultados y comportamientos de los representantes
gubernamentales, los que se paseaban, sonrientes y desvergonzados del brazo de
sus nuevas y espectaculares fortunas.
Después
de tantos agravios, nos merecemos que por el bien de todos, de las instituciones
y de la democracia, se limpie la casa aplicando estrictamente la ley; no más,
pero tampoco menos.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Investigación y diálogo, urgencias por Oaxaca.
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