Publicado en el 2008 por la Edición Impresa de Punto de Teocelo (hace 10 años)
Llanto y Rezos…
¡¡ Teocelo, con Tristeza, Dolor y su
Nobleza, Recibió anoche a Julio César !!
*Jefe de la Ayudantía de Juan Camilo Mouriño, Muertos en la tragedia del avionazo.
*Anoche sus amigos del barrio de Los Cedros, Esperaron las Cenizas de “El Piraña”.
Alfonso Mora Cid
Teocelo, Ver.-El altar estaba listo desde el mediodía, en la casa marcada con el número 16 de la calle José María López, de la colonia Los Cedros de esta ciudad centenaria de Teocelo, para recibir las cenizas de Julio César Ramírez Dávalos, quien fuera Capitán del Estado Mayor Presidencial y Jefe de Ayudantía del Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, ambos ocupantes del avión Leartjet 45 de la Segob con matricula XC-VMC.
Y muy noche llegaron los padres de Julio César, don Pedro Ramírez y doña Carmen Dávalos, acompañados de sus hijas, entre ellas Nohemi, compañera de escuela de un servidor y la mejor amiga de mi hermana Sagrario, en donde por la mañana se le habìa rendido un homenaje en el campo Marte.
Le gente noble de Teocelo, vecinos y otras procedentes de los diferentes puntos de la ciudad, empezaban a llegar desde las cuatro de la tarde. PUNTO estuvo presente desde las cinco de la tarde y ahí estaban con el profesionalismo de siempre, reporteros de TV Más, de Diario de Xalapa, entre otros…
Un familiar de Julio César comunicaba a Punto de Teocelo: “sinceramente te diré la verdad, apenas acaban de salir de la ciudad de México, a esta hora, seis de la tarde y lo más seguro que lleguen a la medianoche…”
El frío en la calle José María López, calaba y los suéteres y chamarras aparecían entre la tropa reporteril. Los oficiales de Tránsito de Coatepec, Gabriel Martínez Morales de Teocelo entre ellos, estaban atentos al radio, enlace con el delegado Othón García Estudillo que se encontraba en Banderilla, por La Martinica, esperando incorporarse a la logística que traían con la carroza desde la ciudad de México, para todos juntos arribar a la ciudad de Teocelo.
Poco a poco llegaban los amigos de Pedro Ramírez, papá de Julio César, a su modesta casita de una puerta y una ventana, mientras que junto a ella, la casa de doña Chabela servía para los preparativos típicos de este lugar, de un velorio provinciano en donde atienden a los asistentes con tamales, atole, café, el calientito té y la atención de los familiares, pese al dolor que llevan por dentro.
Cuatro horas antes del avionazo en Las Lomas de Chapultepec del Distrito Federal, Mireya Ramírez Dávalos, hermana de Julio César y cuata de Marisol de los mismos apellidos, acababa de dar a luz a un niño, a las 3 de la tarde de ese martes 4 de noviembre del 2008.
Momentos después se enteraron en los noticieros de la tragedia del avionazo en donde su hermano perdiera la vida, con la lealtad al Secretario de Gobernación y con la disciplina marcada en el Estado Mayor Presidencial y en su calidad de jefe de Ayudantía de la Segob. Murió sirviendo a México y su deseo de convertirse en presidente municipal de Teocelo, quedó sin consumarse, lo había manifestado apenas en agosto de este año, cuando visitó la ciudad con motivo de las fiestas tradicionales de la Asunción de María, cuando el “Piraña” convivió por última vez con sus amigos de la Secundaria Manuen C. Tello y con la palomilla de la colonia Los Cedros.
Sus hermanas, Marisol y Mireya, cuatitas, Elizabeth, Edith, Nohemí y Heidi, sufren la pérdida de su único hermano varón.
La funeraria Tepeyac concluía sus labores en el altar, mientras que un ATB, autobús de Banderilla, llegaba con vecinos de Pedro Ramírez de la ciudad de Xalapa, del rumbo de 20 de noviembre, allá por Palo Verde.
Don Pedro Ramírez, fue uno de los cinco pobladores de esta calle José María López, de Los Cedros, cuando entre el lodo se caminaba para salir a la Maquinaria.
A las 19:30 horas, iniciaron los rezos para Julio César, aún cuando no llegaban sus cenizas, pero la religiosidad de la gente se presentaba con sinceridad y con llanto.
Repartían el té, café y refresco, mientras el radio de los oficiales de Tránsito recibían los últimos informes…”pronto llegarán a Xalapa, lo estamos esperando…para salir inmediatamente a Teocelo, cambio y fuera…”
Y Julio César Ramírez Dávalos, a sus 39 años de edad, 19 de ellos dedicados a servir a México, primero con José López Portillo, sobresaliendo con Vicente Fox y ahora en la Secretaría de Gobernación, como Jefe de la Ayudantía, deja dolor en un Teocelo que nunca olvidó y al que retornó con todos los honores de un militar ejemplar.
Y esta mañana, a las 9:00 horas, su pueblo, su gente y las autoridades estatales y municipales, le rendirán honores en el palacio municipal de Teocelo, con el presidente Oscar Hernández de la Cruz, del Secretario de Gobierno Reynaldo Escobar Pérez y de López Esquer, Secretario de Seguridad Pública.
Pero antes, se celebrará una misa en la iglesia de la Asunción, dijeron a Punto de Teocelo, familiares de Julio César.
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Lagrimas y Aplausos…
¡¡Teocelo, con el dolor reflejado en su gente,
Despidió al ejemplar Capitán Julio César!!
*Sin distingo de clases sociales, se le rindió el merecido Homenaje a un ciudadano tenaz, honesto y valiente.
*Alumnos de las Escuelas, Autoridades Civiles y Militares, en los Honores Rendidos al Capitán de Caballería.
*El Magistral Toque de Silencio de la Banda Militar, Soldados con el Rostro Rígido, Despidieron a su Compañero que Murió Sirviendo a México.
Alfonso Mora Cid
Los rostros tristes y asombrados de los niños de las escuelas primarias, de los adolescentes de la secundaria y preparatoria del lugar, el llanto de los ciudadanos de todas las edades y de todas las clases sociales, salió sin el menor recato. Padres abrazando a sus pequeños, consolándose mutuamente, maestros, funcionarios, soldados, diputados, y una familia desconsolada que pierde al único hijo varón y que desde sus inicios en guardias presidenciales, siempre los llenó de orgullo, presenciaban los honores que recibía un ciudadano ejemplar de Teocelo.
El silencio que imperaba en la explanada de palacio municipal de Teocelo, ante las cenizas del valiente y ejemplar Capitán de Caballería Julio César Ramírez Dávalos, entristecían más a un pueblo que con sentimiento hacía acto de presencia, sin protagonismo, sin exhibicionismos inútiles, solamente con lo que siempre lo ha caracterizado, con su nobleza y honestidad que ese día inmemorable, 7 de noviembre, queda registrado en la historia de un pueblo que lloró como jamás se había visto, por el hijo que murió trágicamente en un accidente aéreo el 4 de este mismo mes en la ciudad de México.
Desde su llegada la noche anterior a lo que fue su hogar, en la calle de José María López número 16, de la Colonia Los Cedros, lo esperaban sus amigos, sus compañeros de escuela y de futbol, vecinos de todos los barrios de la ciudad, sus maestros, en minutos de nostalgia y de dolor que, nadie de los asistentes lo puede negar, arrojaron lágrimas que se negaban a escapar, pero pudo más la llegada del “Piraña” que en una urna conteniendo sus cenizas, recordaban que apenas tres meses atrás su figura marcial arribaba a su modesta casa, sonriente para disfrutar de las fiestas tradicionales de Teocelo, de la Asunción de María, el 15 de agosto…
Ahora lo hizo, pero su pueblo lo recibió con llanto y tristeza, con rezos y aplausos, con el orgullo de sus padres y hermanas, de los teocelences todos que fueron testigos de la hazaña de el “Piraña” de convertir su sueño en realidad y llegar a un lugar que él modestamente y sin prepotencia, lo aceptaba como su lucha para continuar más adelante entre el trajín presidencial, tan inexplicable y tan lleno de peligros…
Nada fácil conquistar ese lugar de las esferas políticas que administran un país. El Capitán Julio César lo consiguió, por su tenacidad y seguridad de ingresar al Colegio Militar, de ascender y sobresalir entre el Estado Mayor Presidencial y designado como Jefe de Ayudantes de la Secretaría de Gobernación, encargada de la seguridad y de la política de todas las 31 entidades que conforman la República Mexicana.
En su misa celebrada en la iglesia de la Asunción, se congregaron todos lo que pudo ser posible, y en el atrio y en el parque escuchaban con devoción la palabra y el mensaje de Dios, el consuelo que pedía el sacerdote Isaías Piña Montiel, cerrando la ceremonia con un prolongado aplauso, para que, posteriormente, las autoridades civiles y militares, el gobierno de Veracruz, el Ayuntamiento de Teocelo a cargo de Oscar Hernández de la Cruz, las escuelas y pueblo en general, le rindieron el justo y merecido homenaje…
VERACRUZ PIERDE A UN HOMBRE DIGNO
“Veracruz pierde a un hombre digno que supo hacer realidad el lema del Heroico Ejército Mexicano, lealtad, profesionalismo, honradez, honorabilidad, virtudes que en muchos mexicanos se encuentran pero que requieren de reflexión y de comentarios para que los niños y jóvenes de este país crezcan pensando en esos valores fundamentales que hay que ofrendar al servicio de la Patria”, señaló ante el pueblo de Teocelo, el Secretario de Gobierno, Licenciado Reynaldo Escobar Pérez, en representación personal del gobernador Fidel Herrera Beltrán.
CAPITAN JULIO CESAR, EJEMPLO DE LAS NUEVAS GENERACIONES
Elizabeth Ramírez Dávalos, con carácter firme, habló en nombre de la familia del Capitán Julio César, de ese apoyo moral y sincero de los teocelences, enalteció la importante labor de su hermano al lado del considerado “dos” en el país, responsable del estado social de millones y millones de mexicanos y ahí junto a Juan Camilo Mouriño Terrazo, se entregaba a las tareas de seguridad el valiente Capitán de Caballería, Julio César Ramírez Dávalos…
La hermana de Julio César, Elizabeth, manifestó ante las autoridades civiles y militares, niños y adolescentes de las escuelas y pueblo en general:
“Es un ejemplo para las nuevas generaciones…siempre sostuvo que con esfuerzo y buenos propósitos todo se puede”.
Ni los sofocantes rayos de sol de esa mañana triste en Teocelo, evitaron que miles y miles de ciudadanos iniciaran la fúnebre y silenciosa marcha hasta el panteón del lugar, acompañando a los padres de Julio César que llevaban las cenizas, el uniforme y la bandera de México, que el propio presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, un día antes les entregara en el Campo Marte de la ciudad de México, cuando también allá se le rindiera honores a todos los tripulantes del avión que cayera en el Periférico del Distrito Federal.
Solamente se escuchaban los pasos de la gente y el “Piraña” lograba que todos juntos, humildes, encumbrados, se condujeran hacia el cementerio hasta escuchar el último toque de las campañas de la capilla de El Calvario, encargada de despedir de ese viaje del que nunca jamás se regresa. Un Pueblo Unido y desconsolado que lloró por quien llegó a ser considerado la “sombra” del Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo.
En el interior del panteón, gallardos y firmes los miembros del Ejército Mexicano, del Estado Mayor Presidencial, su Banda de Guerra, lo esperaban para pasar lista de asistencia y marcar el adiós definitivo con el “toque de silencio” que hizo que los presentes se estremecieran apareciendo lágrimas, sollozos y el desmayo de la madre del difunto, doña Dolores Dávalos de Ramírez.
Se resaltó la figura del Capitán Julio César y poco a poco, los cientos y cientos de personas que acompañaron hasta su última morada al valiente Capitán de Caballería, abandonaban con tristeza el panteón municipal, respetando la soledad que deseaban los familiares del militar fallecido, para quedar por unos momentos, solamente ellos orando por el hijo que les dio dicha, satisfacciones y el orgullo de un hijo ejemplar que cumplió y murió SIRVIENDO A MEXICO.
¡¡ Descansa en Paz, Capitán de Caballería, Julio César Ramírez Dávalos !!
¡¡EL PUEBLO DE TEOCELO SE SIENTE ORGULLOSO DE TI, Y SIEMPRE TE RECORDARÁ!!
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