miércoles, 29 de julio de 2015

Entre Columnas
Coatepec, Veracruz, México.
Martín Quitano Martínez




Podemos saber poco del futuro, pero lo suficiente para darnos cuenta de que hay mucho que hacer.
Alan Turing (1912-1954) Lógico y matemático británico

Coatepec.
Cuando se dan cambios políticos, en ocasiones se piensa en motivos esperanzadores de cosas buenas por venir, pues se cavila que los momios juegan a favor; tal es el caso de la percepción de algunos sectores sociales sobre el cambio obligado de presidente municipal en Coatepec, Veracruz. Se trata de un municipio agobiado por problemas, por condiciones y actores que han determinado una situación de pasmo y debilidad forjada en el hacer administrativo de ya muchos años.


El último año y medio, Coatepec entró en la vorágine de conflictos derivados de la falta de claridad y capacidad para enfrentarlos, mostrándose con la mayor crudeza, lo que había venido dejándose de hacer por muchos de nuestros gobiernos, desde la falta de propuesta de programas y proyectos para el buen funcionamiento de la administración pública municipal. 

El arribo de un nuevo presidente municipal abre expectativas que deberán ser concretadas por mucho más que una persona. Los cambios que se requieren en Coatepec implican voluntad política, seriedad y conocimiento, que permitan un urgente ajuste de necesidades,  prioridades y responsabilidades.

Es menester por tanto tener claridad en la conformación de un equipo que responda a una idea clara de gobierno, que rebase la ocurrencia y la banalidad o el flujo inercial de los acontecimientos; se requiere una voluntad política que trascienda la anomia e irresponsabilidad en que se ha movido la municipalidad.  Aunque complejo, el reto es posible de superar y hacemos votos para que se logre.

Veracruz.
El debate de nuestra clase política peca de irresponsable, de superficial, consumiéndose en la  discusión de las intrigas políticas, de los deslices palaciegos, de las definiciones sucesorias. La condición profundamente complicada de la vida de nuestro estado dadas sus inquietantes debilidades institucionales, de la pobreza y las desigualdades existentes, de nuestro descalabro financiero, de la corrupción e impunidad existente, solo se aborda en el marco de las anécdotas, en voz baja por los temores o las complicidades, mientras la violencia y la inseguridad calan, haciendo naufragar nuestra entidad.

Veracruz parece estar abandonado en el rumbo de los malos augurios. De norte a sur se padece y se duele en la fragua de unos problemas que parecen incontrolables para los que los grupos hasta ahora hegemónicos, han carecido de alternativas, acompañados de conductas opacas, impunes e ineficientes de los que gozan de la plenitud del pinche poder.

México.
El sexenio peñanietista parece estar perdido a la mitad del camino, dando tumbos en medio de las descalificaciones y prácticamente en caída libre el nivel de confianza social. Un gobierno nacional que pese a su supuesta experiencia no acierta a mostrarse con la capacidad de superar los múltiples problemas que lastiman al país, sino que al  contrario y lo muestran los datos de la pobreza de CONEVAL que son contundentes u OXFAM y Gerardo Esquivel que han expuesto como todo un modelo y sus referentes políticos han ahondado la desigualdad que ofende y marca.

Los problemas siguen saliendo: a la fuga del Chapo que evidenció la fragilidad institucional y graduó al más alto nivel a nuestra corrupción, le sigue la descomposición política manifiesta en los procesos electorales, la falta de voluntad para  cambiar o por lo menos ajustar un modelo económico en evidente crisis. Los discursos continúan hablando de fortalezas que solo disfrutan los que más tienen con un creciente proceso de acumulación.

Desde cada casa, desde cada silla, desde cada ciudadano, hay que sumar esfuerzos para romper las inercias y los vicios que definen nuestro oscuro presente y peor futuro. Exigir resultados, vigilar cumplimientos, abandonar la complicidad de una apatía y un desdén hacia lo público que cada vez nos hace más daño.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Las convicciones religiosas de unos, no pueden determinar el libre albedrío del conjunto social diverso y plural.



No hay comentarios:

Publicar un comentario