Proteger el desarrollo y el empleo:
un reto difícil pero urgente
Por Benjamin Sánchez Flores
Desde su aparición en China en diciembre de 2019, pasando por su decreto como pandemia en el mes de marzo – por parte de la ONU a través de la Organización Mundial de la Salud – el coronavirus o virus COVID-19 ha infectado a la fecha a más de un millón 100 mil personas en todo el mundo, con una tasa de mortalidad superior al 5.5% en algunos países, siendo lo más preocupante la rapidez con la que un infectado fallece, que para personas en vulnerabilidad puede ser menor a 30 días.
Sin duda, los efectos ocasionados por el virus COVID-19, en todos los sectores, especialmente en la salud y el económico, han sido hasta ahora incalculables y en ciertos casos, sin la mayor respuesta por parte de algunos gobiernos. Si bien esta pandemia se ha propagado rápida e inesperadamente, también es cierto que las medidas adoptadas por los países donde se manifestaron los primeros brotes (China e Italia), no han sido replicadas en los países con contagio secundario (por importación) como es el caso de México.
Centrándonos en los efectos que esta pandemia ocasiona en el sector económico, podemos decir que resulta indispensable diseñar estrategias y políticas públicas para asegurar el empleo a millones de mexicanos que ahora están amenazados. Para ello, es urgente generar una mesa de diálogo y de acción entre el sector privado, el gremio de los trabajadores y el gobierno mismo, con el objetivo de trabajar de forma coordinada en el diseño e implementación conjunta de medidas concretas, responsables e inmediatas con el fin de mitigar los efectos negativos donde más se resienten, en los bolsillos y en los hogares de las familias.
Hace unos días, el Presidente de la República dio a conocer las medidas que serán implementadas para contrarrestar los efectos negativos de la pandemia; sin embargo, su anuncio polarizó las opiniones de quienes lo apoyan y quienes piensan que no se tiene un plan emergente que apoye a los sectores estratégicos.
No obstante, por simple lógica lo interpretamos así, el Presidente no va a apoyar a los empresarios con estímulos fiscales, por lo que tendrán que hacer recortes de personal, lo que generará más desempleados, a quienes el Presidente ofrecerá créditos, pero ¿cómo serán pagados si no cuentan con un empleo remunerado?, los 10 mil pesos por crédito no alcanza para abrir un negocio formal (quizá informal) y para su subsistencia podrá alcanzar para máximo 2 semanas ¿y después?; tal parece que se le olvida al Presidente y a sus asesores que las acciones públicas como gobierno deben ser diseñadas para apoyar a todos por igual.
Los programas públicos que ha dispuesto el Gobierno Federal se encuentran ya presupuestados, es decir, blindados, no así los millones de trabajadores de la iniciativa privada que económicamente seguirán siendo de los más golpeados; luego entonces, porque centrarse en el apoyo económico de un sector, que si bien reconocemos es de los más vulnerados, desde mi punto de vista en este momento resulta prioritario apoyar a quienes generan actividad económica, generan empleos y generan ingresos para millones de familias, lo cual sin duda impulsará la reactivación del comercio local, tanto en la oferta como en la demanda.
Apoyando esta propuesta, en días pasados el Consejo Coordinador Empresarial presentó al Presidente de la República, una serie de medidas económicas con el fin de salvaguardar el empleo de más de 21 millones de mexicanos; estas medidas se agrupan en cinco frentes: asegurar la liquidez del mercado interno; estimular el consumo privado; facilitar y estimular la inversión privada; elevar el consumo y la inversión del sector público, y dar señales positivas a los mercados internacionales; sin que hasta ahora exista un pronunciamiento oficial por parte del Gobierno Federal.
Es bien cierto que para el sector público, no existe el presupuesto necesario para satisfacer las demandas sociales, sin mencionar las que ahora se han adicionado como urgentes a causa del virus COVID-19, desde el sector privado, tampoco se tienen previstas acciones para asegurar el empleo a millones de mexicanos. Ante este escenario, el Gobierno Federal solo ha propuesto posponer el pago de impuestos, contrario a lo que el sector privado demanda, que es estímulos fiscales para exentar el pago de los mismos mientras dura la pandemia.
Con ello, tal parece que el Gobierno pone en jaque a los empresarios, ofreciéndoles solo postergar el pago de impuestos, como si el sector pudieran asegurar que las pérdidas generadas durante la pandemia, fueran a recuperarse en el mediano plazo, lo que les generaría una doble carga fiscal para el segundo semestre del año, a lo cual se le agregaría el compromiso de asegurar el pago de aguinaldos y reparto de utilidades a fin del presente año.
A nivel local, el Gobierno de Veracruz, ha dispuesto una serie de medidas en el mismo sentido, la disposición de créditos y el aplazamiento en el pago de impuestos, pero ambos pagaderos a mediano plazo, lo cual se puede considerar solo como una cucharada de miel ante lo que parece ser un cáncer terminal para muchos comercios.
Urgen medidas de alto impacto, que minimicen los efectos negativos en la economía local, especialmente en las fuentes de empleos que están siendo amenazadas; no es fácil, pero si es urgente, por ello es imprescindible que el Gobierno Federal deje atrás la confusión y la inacción, y se decida actuar con urgencia y responsabilidad.
Es cierto que se trata de una tarea nada fácil, el reto es muy grande, pero requiere de medidas de extrema urgencia, donde colaboremos todas y todos; más allá de las acciones en materia de salud, las cuales son prioritarias, resulta indispensable diseñar programas encaminados a fortalecer el desarrollo económico del país y asegurar el sustento a millones de familias que hoy están amenazadas; es por México y su gente.
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